En una escena extraordinaria, un elefante blanco fantasmal emergió de un oasis en el desierto, sorprendiendo a una manada de saltamontes en el Parque Nacional Etosha, en Namibia.
La abundancia de arcilla en el agujero del agua provocó esta sorprendente transformación de la piel típicamente gris del elefante.
El enorme elefante toro, de un color pálido, cargó juguetonamente contra los apélopes cerca del abrevadero de Nebrowi en la sección noroeste del parque, haciéndolos dispersar mientras chapoteaba en el agua.
Aja Depker, una artista visual y fotógrafa de vida salvaje de 51 años de Widhoek, Namibia, capturó este momento impresionante durante una visita al parque, donde estaba trabajando como guía fotográfica. Depker describió el comportamiento enérgico del elefante:
“El elefante se lo pasó genial chapoteando en el agua y revolviendo el barro, empapándose un poco de agua en el proceso”, compartió. “Parecía estar divirtiéndose, mojando el apélope mientras revolvía el agua con sus patas”.
El Parque Nacional de Etosha, uno de los principales destinos de vida silvestre del mundo, es un punto de interés para fotógrafos de vida silvestre y turistas que buscan una auténtica experiencia de safari.
Sin embargo, se recomienda a los visitantes permanecer dentro de sus vehículos a menos que haya áreas designadas para acampar, ya que el parque es el hogar de una variedad de depredadores, algunos de los cuales están hábilmente camuflados.
El oasis del desierto es el alma de Etosha, especialmente durante la estación seca de septiembre a octubre, cuando animales como elefantes, cebras, leones, arácnidos y jirafas se reúnen para refrescarse durante el calor extremo.